domingo, 28 de octubre de 2012

Zorro rojo

Zorro rojo (Vulpes vulpes).

Este cánido es un generalista, en lo referente a los diferentes hábitats que ocupa, y un oportunista en cuanto al aprovechamiento de los recursos disponibles. Quizás gracias a ello, este cánido tiene el rango de distribución más amplio de todo el orden Carnivora, encontrándose a esta especie, también llamada zorro común, de manera natural por prácticamente todo el Holártico.




En la Región Paleártica aparece desde la Península Ibérica hasta Japón (posiblemente extinto en la República de Corea). También se le encuentra en la Región Mediterránea, al norte de África, márgenes del río Nilo, norte del subcontinente Indio y estepas asiáticas. No aparece en Islandia, Islas Árticas y parte de Siberia.


En Norteamérica, el zorro rojo (nombre que recibe la especie por el color habitual de su pelaje, aunque puede existir un rango de tonalidades relativamente amplio) se presenta en la parte septentrional del continente, mientras que se introdujo a esta especie desde Europa en el sur de los EEUU con fines cinegéticos, tanto deportivos como por su piel. Se sostenía que estos zorros europeos introducidos podrían haber hibridado con los escasos efectivos de la población nativa del sur, sin embargo, no se han encontrado huellas genéticas de estos en los ejemplares muestreados.

Recientes estudios filogenéticos sugieren que la especie apareció en Oriente Medio, lugar desde el que se dispersó. Los mismos estudios sugieren que las poblaciones nativas de Norteamérica tienen una entidad genética suficientemente diferenciada como para conformar una probable especie, propuesta por ciertos autores, como Vulpes fulva.


En Australia se introdujo en el siglo XIX con fines cinegéticos, y en Tasmánia en la década de 1990. Estas introducciones, como ha sucedido con otras especies alóctonas, han provocado graves problemas a las especies nativas, aunque parece que los esfuerzos realizados en las campañas de erradicación en Tasmania han resultado efectivos. Así mismo se introdujeron en las Islas Malvinas y la Isla de Man, con escaso éxito (afortunadamente, desde mi punto de vista).

Para ver un mapa de distribución más completo, recomiendo ver el de la IUCN que aparece enlazado al final de la reseña de esta especie.


El zorro rojo tiene una dieta omnívora y adaptable que le ha permitido medrar en hábitats muy diversos, desde la tundra hasta zonas áridas, bosques, páramos, montañas, zonas de cultivo

extensivo y áreas fuertemente humanizadas. La densidad poblacional es muy variable dependiendo de la zona estudiada.













En ocasiones, pueden observarse en nuestro territorio ejemplares de esta y otras especies con un aspecto lamentable, afectados por el ácaro Sarcoptes scabiei, el arador de la sarna. Los animales afectados por esta enfermedad suelen presentar un aspecto deplorable, con parches de alopecia, hiperqueratosis y costras cutáneas. Aunque es posible que el animal se recupere de manera natural, esta enfermedad puede ocasionar la muerte del animal. Las heridas provocadas por los rascados continuos pueden infectarse, el tiempo que se pasa rascándose no se invierte en la búsqueda de comida, la pérdida de pelo puede comprometer el aislamiento térmico del animal,… Por supuesto, existen otras muchas enfermedades que afectan a esta especie, como al resto de especies, pero hago mención a ella por lo evidente que resulta su identificación incluso a cierta distancia.


La IUCN lo cataloga como “De preocupación menor”. A pesar de su persecución en muchas zonas, bien con fines de caza deportiva, bien como controles poblacionales o como eliminación por parte de personas individuales dedicadas a labores agroganaderas, o por el furtivismo, el número de efectivos de la especie se mantiene, a nivel general, estable, según la IUCN.

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