Abejaruco europeo (Merops apiaster). LC (Preocupación Menor).
El abejaruco europeo está presente desde la Península Ibérica hasta la zona sudoeste del continente asiático, entrando en Afganistán, y en el norte de África. En Europa se encuentra predominantemente en las áreas que rodean al Mediterráneo, aunque alcanza países de la zona centro del continente. Se trata de un migrador transahariano, llegando su presencia hacia el sur hasta Namibia y Sudáfrica.
España posee la población europea más importante de este ave, distribuyéndose por todo el país a excepción de la Cornisa Cantábrica y las zonas montañosas más importantes. Llega a criar en las Baleares y en Melilla, pero no en el Archipiélago Canario.
En la provincia de León, encontramos dos núcleos principales donde se distribuye el abejaruco europeo: por un lado, una amplia zona que abarca los parajes llanos o relativamente poco accidentados del sureste de la provincia, y por otro, en la hoya del Bierzo. Únicamente está ausente en la Cordillera Cantábrica y en los Montes de León.
La presencia de los abejarucos europeos está condicionada por la existencia de insectos de tamaño adecuado, desde abejas o tábanos hasta libélulas, que capturan con maestría en el aire tras acecharlos desde las diferentes perchas, como árboles, postes o cables, que rompen la monotonía de las áreas agrícolas extensivas de secano, los terrenos abiertos, los matorrales o los bosquetes dispersos que eligen estas aves.
Gregarios hasta el punto de conformar colonias de hasta varios cientos de ejemplares, construyen sus nidos excavando en taludes arenosos o terrosos, cárcavas, cortados en riberas, márgenes de carreteras e incluso en el mismo suelo cuando llegan a nuestras tierras a mediados de abril . La galería, excavada tanto por el macho como por la hembra, conduce a un ensanchamiento donde se depositarán entre 4 y 8 huevos que eclosionarán en mayo, tras unos 20-25 días de incubación. Ambos progenitores, ayudados frecuentemente por ejemplares inmaduros de segundo año, ceban a los pollos durante casi mes y medio, primero en el interior de la galería y, posteriormente, en las inmediaciones de la colonia. Finalmente, en septiembre retornan a sus cuarteles de invierno del África subsahariana, no sin antes tener, en algunos casos, un comportamiento divagante que puede hacerles observables en áreas donde no suelen verse.
Entre las principales amenazas que sufren, se encuentran los pesticidas que afectan a sus presas, la desaparición de las zonas adecuadas para la nidificación, por la adecuación de áreas cercanas a cauces para la plantación de chopos, e incluso la eliminación directa por parte de apicultores. Estos, y otros hechos, parecen causar una disminución en las poblaciones de esta hermosa ave.
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